Una vida transformada por Dios: trayectoria de Pedro YeYe
Pedro, conocido artísticamente como YeYe, nació y creció en un ambiente sencillo que moldeó su humildad. Desde joven su vida tomó rumbos distintos a los que sus padres deseaban para él. A los 15 años comenzó a involucrarse en la corriente de la calle: "haciendo sus desajelos, bebiendo", fue como él mismo lo describió. Aunque no buscaba hacer daño a nadie, la vida nocturna y los vicios lo alejaron del camino tranquilo que su familia le había intentado inculcar.
Antes de ser una cara conocida en la televisión, Pedro trabajó como troquero durante 24 años con Ventura Rodríguez, transportando mercancía a supermercados y tiendas. El cambio vino de manera inesperada: desde un trabajo como guardia de seguridad fue invitado a participar en un show donde le asignaron un personaje cómico.
Sin experiencia con libretos, su nerviosismo se convirtió en su mejor herramienta. La improvisación fue su sello. En aquel ensayo donde no entendió la línea, su reacción espontánea provocó una reacción en cadena dentro del programa. El público lo adoptó por esa naturalidad: no era un personaje fabricado, era Pedro siendo Pedro.
"Eso de libretos... yo improviso mucho."
A partir de esa chispa nació una carrera que duró años. Pasó del canal 4 al programa de Raymond, que lo catapultó y le permitió estar en la radio y la televisión por más de una década, acumulando seguidores que esperaban sus sketches y momentos espontáneos.
Aunque la cámara mostraba risas, en la intimidad Pedro vivió años de angustia. Experimentó noches en las que no podía dormir, sintiendo que algo lo jalaba por los pies y oyendo voces que lo asustaban. Esa experiencia fue el motor que lo llevó a buscar ayuda espiritual.
Pedro aceptó ir a la iglesia y ahí comenzó un proceso de entrega y de tranquilidad. Desde entonces, describe que duerme en paz y que siente la presencia de ángeles que oran junto a él.
"Fui a la iglesia y ahí fue que yo me entregué a Dios y me congregué a él a ser fiel."
Hoy dedica su tiempo a lo que él llama la labor más importante: buscar y acercar almas a Dios. En redes comparte cantos desde su cuarto, oraciones y mensajes de esperanza. Su visión ahora está centrada en la misericordia y en la urgencia de recordar que el tiempo es corto.
"Lo que quiero es salvar las almas de la gente para que se acerquen a Dios y estén con Dios."
El testimonio de Pedro es un ejemplo de cómo experiencias personales, visiones y encuentros espirituales pueden transformar una vida pública en un ministerio íntimo y efectivo. Su camino no fue lineal, pero cada episodio, desde los desajelos de juventud hasta la operación y las visiones, contribuyó a forjar una misión que ahora comparte con sinceridad y amor.
Pero Dios ya estaba